Las altas temperaturas que estamos teniendo este verano aumentan la posibilidad de sufrir enfermedades relacionadas con el calor de las que síndrome de agotamiento-deshidratación y el golpe de calor son las más graves.
Normalmente, el organismo tiene unos mecanismos de adaptación, de los cuales la transpiración y la vasodilatación son los más importantes, que consiguen que la temperatura corporal se mantenga dentro de un rango adecuado. El problema sucede cuando la temperatura exterior es anormalmente elevada y los mecanismos de adaptación no son suficientes.
En este contexto es importante tener en cuenta los efectos de la mezcla calor y ciertos medicamentos en nuestro organismo, así como el impacto del calor en los medicamentos.
Centrándonos en el primer punto, debemos saber que medicamentos que en condiciones normales realizan su función de forma eficaz y segura pueden ser un riesgo en olas de calor, ya que pueden interaccionar con los mecanismos adaptativos del organismo a las temperaturas elevadas.
Esto sucede por ejemplo con medicamentos que alteran la hidratación o el balance electrolítico, como los diuréticos o laxantes; medicamentos que alteran la función renal como los AINE; medicamentos que pueden producir hipertermia, como algunos antidepresivos y medicamentos que pueden agravar indirectamente los efectos del calor como los que disminuyen la presión arterial o los que alteran el estado de vigilia.
Aun así, en ningún caso está justificado considerar voluntariamente, una reducción o interrupción de los fármacos que pueden interactuar con la adaptación al calor. No obstante, ante cualquier sospecha o síntoma no habitual, se debe consultar con el médico para que en caso necesario tome las medidas oportunas.
Respecto a la conservación de los medicamentos, aunque la mayoría pueden guardarse a temperatura ambiente, el calor intenso puede alterar las características y reducir la eficacia de algunos fármacos. Por este motivo, a la hora de guardarlos y utilizarlos, sobre todo en verano, es fundamental que tengamos en cuenta tanto la temperatura del exterior como los requisitos de conservación del medicamento.
En primer lugar, si en el prospecto del fármaco aparece el símbolo del asterisco,
es necesario conservarlo en entre 2ºC y 8ºC. Por tanto, los guardaremos en el frigorífico, nunca en el congelador ni en la puerta. Tampoco se deben acercar al fondo para evitar que se congelen. Si van a ser transportados, debe asegurarse el mantenimiento de la cadena de frío a través de embalajes isotérmicos refrigerados que no provoquen su congelación.
Otro grupo de medicamentos son los que se recomienda conservar a una temperatura inferior a 25 o 30º. Se trata un límite de temperatura máximo al que pueden estar expuestos, aunque rebasar esa temperatura en algún caso puntual no tiene consecuencias negativas sobre la estabilidad del fármaco. Se deben almacenar en los lugares más frescos de la casa evitando las habitaciones donde haya más variaciones de temperatura como la cocina o el cuarto de baño.
Por último, están los medicamentos sin requerimientos especiales de conservación, cuyos estudios de estabilidad han demostrado que pueden estar a temperaturas superiores a 40ºC durante 6 meses.
Unos consejos para terminar
- No te automediques. Nunca tomes un medicamento sin consultar con un profesional sanitario.
- Sigue las indicaciones pautadas. Toma la medicación en la dosis y el horario que te haya indicado el profesional sanitario.
- En el prospecto se especifican las condiciones de conservación de los medicamentos, léelo.
- Observa el aspecto del medicamento. Si es diferente al que debería, no lo consumas
Si tienes alguna duda sobre el uso o conservación de los medicamentos consulta con tu farmacéutico.
Sagrario Pérez de Agreda Galiano
Farmacéutica Centro de Información del Medicamento