El Herpes Zóster es una enfermedad causada por el mismo virus que causa la varicela en la infancia y Clínicas Medfyr ha querido compartir cuáles son sus síntomas y su tratamiento para que todo el mundo pueda detectarlo a tiempo. Cuando padecemos esta enfermedad, el virus se queda alojado en las raíces nerviosas y puede reactivarse años más tarde, provocando el Herpes Zóster.
Comienza con dolor intenso localizado y posterior aparición de manchas y vesículas, distribuidas en una línea curva a lo largo, generalmente, de un lado del cuerpo, o de la cabeza. A esta erupción se le conoce popularmente como “culebrilla”. Una vez que las vesículas comienzan a secarse, producen unas costras, que irán desapareciendo en unos días. Los síntomas que lo acompañan son, además de dolor ardiente, formación de parches rojos en la piel, que se van transformando en ampollas y pequeñas ulceraciones. También puede aparecer fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor articular, y dolor en los ganglios linfáticos.
En el caso de que la erupción involucre a los órganos de la cara, los síntomas pueden comprometer ciertos órganos de la misma, como los ojos, la nariz o los oídos, provocando caída del párpado, pérdida del movimiento ocular, pérdida de audición, trastornos del equilibrio, dificultad para mover algunos músculos de la cara, y problemas en el sentido del gusto,
Cualquier persona que haya padecido la varicela, puede sufrir un episodio de herpes Zóster a lo largo de su vida. Aunque la enfermedad en sí no es contagiosa, el virus puede transmitirse a otra persona que entre en contacto con las pústulas del herpes, haciendo que desarrolle una varicela. Por tanto, hay que tener cuidado, sobre todo con personas inmunodeprimidas o ancianos, respetando un tiempo prudencial, que suele estar entre 7 y 10 días, hasta que del herpe sólo quede la costra.
¿Cuál es el tratamiento?
Lo habitual es que el médico recete un antiviral, que ayuda a combatir el herpes, reducir la duración de la enfermedad y mejorar los síntomas con mayor rapidez. Se deben empezar a suministrar antes de las primeras 72 horas desde la aparición de los síntomas, para minimizar los daños neurales. Los fármacos aprobados en Europa para el tratamiento sistémico del herpes zóster son aciclovir, valaciclovir, famciclovir y brivudina. El dolor que aparece con anterioridad a la manifestación de las lesiones en la piel, puede predisponer al paciente a que el dolor neural persista en la zona, hasta pasados, incluso, seis meses, como consecuencia de los daños causados por el virus en la fibra nerviosa. Para el manejo del dolor, el médico podrá recomendar, en función de su intensidad, desde paracetamol o ibuprofeno, hasta opioides y coanalgésicos como el clonacepam.
Pronóstico y prevención
El pronóstico suele ser bueno, así como su curación completa. La desaparición de los signos más visibles de la enfermedad, no suele demorarse más allá de las dos o tres semanas desde que aparecieron los síntomas. Sin embargo, puede persistir una neuralgia postherpética en casos de personas de edad más avanzada, así como afecciones oculares persistentes e irreversibles en los casos de herpes zóster en la zona ocular.
El Herpes Zóster se puede prevenir mediante una vacunación adecuada: dos dosis en las que se inyecta por vía intramuscular, una recombinación de ADN de la glicoproteína E del virus varicela zóster y un adyuvante. Se recomienda hacer uso de esta vacuna a mayores de 60 años y a personas inmunosuprimidas.
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